Frase de la Semana.

"Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impio asedia al justo, por eso sale torcida la justicia" [Habacuc 1:4]


lunes, 15 de agosto de 2011

El rebelde solitario; La leyenda de Enrique Blanco (1907-1936)








 

[Tomado de Agenda Cultural, Santiago, Republica Dominicana, 08/15/2011]
 
La hazaña de Enrique Blanco habría comenzado en 1932, apenas dos años después de iniciada la dictadura de Rafael Trujillo. Según una socorrida versión Enrique Blanco era un simple soldado, se rebeló contra la disciplina del ejército de Trujillo, mató un sargento y se escapó, llevándose su fusil.
 
Durante cuatro años anduvo por diferentes lugares del país como un fugitivo imponiendo el temor pues tenía una excelente puntería y lograba impactar las patrullas enviadas en su captura. Ganó fama en ello y respeto entre los campesinos, pero fue una resistencia individual pues no hay noticia de que adoptara una postura política contra el gobierno de Trujillo. En diciembre de 1936 fue atrapado y ejecutado en Aguacate Arriba, sección perteneciente a Moca.
 
Gabriel Moquete ha dedicado unas décimas a este personaje, que por el tiempo que duró su osadía -cuatro años- las versiones de su puntería, el respeto de la población y el aura de valiente creada, provocó fábulas rurales y por lo menos un merengue grabado por el conjunto de arraigo internacional Wilfrido Vergas y sus Beduinos.

Aquí están las décimas del investigador y poeta Gabriel Moquete, incluidas en su libro «Historia Rimada»:
 
GABRIEL MOQUETE

 
Enrrique Blanco, ¿quién es?
¿quién al fín cortó su vida?
La causa de su partida
de los cuarteles, ¿cuál fue?
Dice la leyenda que
al Ejército ingresó,
y dicen que visitó
a gente antitrujillista,
y que por esas visitas
Trujillo lo persiguió.

Abandonó su cuartel
y fue a ocultarse a los montes
como un uraño bisonte
que veloz se va a esconder.
El Ejército tras él
trajinaba en los caminos,
y el rebelde peregrino
en la sierra se perdía
pagando su rebeldía
como vulgar asesino.

Para poder subsistir
en los montes en que andaba
al trujillista que hallaba
le hacía la vida hostil.
Andaba con el fusíl
que como guardia tenía,
con éste se defendía
porque era gran tirador,
peligraba al rededor
todo cuanto se movía.

Cada día era una cuenta
en el penoso rosario
del rebelde solitario
que vivió aquella tormenta.
Día y noche estaba atenta
su rebeldía juvenil,
y en su apartado cubil,
en la inhóspita pradera,
su cómoda cabecera
era su amigo..., el fusíl.

Un catorce de febrero
nació en Peña,Tamboril,
aquél que con su fusil
implantó su propio fuero.
Su ejemplo no fue el primero
que surgió en la dictadura,
aquí siempre la conjura
fue grito de libertad
pues nuestro pueblo, jamás
se acostumbra a dictadura.

Enrique Blanco no fue
por lo tanto la exepción,
en esa, atrevida acción,
aquí todo el mundo cree.
Un buen militar que ve
cómo el pueblo es maniatado,
también se siente burlado
y ante tal acción conspira,
porque tambien él aspira
ver su país liberado.

Todo digno militar
debe de ofrendar su vida
si ve a la patria ofendida
en una acción ilegal.
Como guardián principal
debe sobar su fusil
y disponerse a cumplir
sólo la Constitución,
como lo hizo Luperón,
luego Caamaño, en Abril.
 
Como actuaron ellos, es por eso que debemos pensar en los demas.

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