Frase de la Semana.

"Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impio asedia al justo, por eso sale torcida la justicia" [Habacuc 1:4]


lunes, 11 de octubre de 2010

La cosecha es el producto de tu siembra

 Por Dionis Mezquita

“El que trabaja en el campo tiene derecho a ser el primero en recibir parte de la cosecha” [2 Timoteo 2:6]

“Somos el fruto del medio que nos rodea” reza esta frase de tiempos inmemorable, haciendo alusión a nuestra crianza, donde la primera educación empieza en el hogar, nuestros primeros pasos son guiados por nuestros progenitores.

El concepto del sembrador está ahí, en casa, la primera semilla se tira a la tierra, esperando que el terreno lo adorno un buen abono para levantar un cultivo sano, prospero y que nos dé el fruto esperado.
Ahora, si por lo contrario el sembrador no le importa la cosecha, sino que se interesa solo por los terrenos ajenos y pone su semilla en terreno sin abono, descuidando la parcela que el Padre le dio y del cuidado de los suyos se olvida, tendremos un mal cultivo, donde los insectos y la mala yerba acabara con su cultivo, llevando a un futuro incierto la cosecha que un día te toco labrar a ti.

 “El que es enseñado en la palabra, haga participe de todo cosa buena al que lo instruye. No os engañéis: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, eso mismo se cosecha. El que siembra la semilla de sus malos deseos, de sus malos deseos recogerá una cosecha de muerte; el que siembra la semilla del Espíritu, del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna.  

Así que no debemos cansarnos de hacer el bien, porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos.  Por eso, siempre que podamos, hagamos el bien a todos y especialmente a nuestros hermanos en la fe” [Gálatas 6:7-10]

A menudo nos quejamos que cuando nos convertimos al evangelio, venimos cargados de pesares de todo color, dándole esos problemas al Dios Todopoderoso aligerando el peso y sintiéndonos con un corazón más aliviado. 
Pero a medida que nos adentramos en nuestra nueva vida, los destellos de la vida anterior, quedan y debemos tratarla para moldear esos detalles como la yerba mala en el campo de la siembra.

El carácter del hombre viene con nosotros hasta el fin de nuestras vidas, es parte de la siembra que se hizo cuando se cultivaba en nuestro terreno. 
Siendo ese el resultado sembrado por los mayores en nosotros cuando éramos niños. Y es aquí donde dependemos de nuestro Padre Celestial y debemos dejar el control de nuestras vidas a su voluntad, pues el cultivo de la vida anterior nos llevo a obrar por medio de la carne no del espíritu. [Romanos 2:2-7 / 11]
Poco a poco debemos dejarnos regar de esa agua viva que el Padre nos da para crecer y ser hombre de buenos frutos.
“Si siembras tormentas, cosecharas tempestad” otra frase que oímos desde éramos  inocentes.
Debemos alimentar nuestro corazón con la palabra de Dios, día a día abonarla para que germine en nosotros el fruto del Espíritu Santo.

“Seguir los deseos de la carne es muerte, sembrar en el Espíritu, cosechara su salvación" “no te engañes, no nos podemos burlar de Dios, pues lo que siembras eso mismo cosechara” [#7]
Hermanos la palabra de Dios nos enseña a que debemos ser buenos sembradores. Aprendamos a cultivar la paciencia, la tolerancia, la justicia, el amor, el servicio, la bondad, la clemencia, poniendo un toque esencial de abono espiritual de oración, obediencia, ayuno, humildad, y fuerza de voluntad, de seguro si no desmayamos, cosecharemos paz y gozo espiritual que serán frutos para nuestra salvación.

Que Dios te bendiga en este día y recuerda,

Piensa siempre en los demás.

Apuntes tomado del Libro Herramientas para la salvación y el Principio de sembrar y cosechar del Dr. Charles Stanley.